Hace algún tiempo, surgió en la disciplina de los intérpretes traductores el siguiente cuestionamiento: ¿Para ejercer en esta disciplina, se nace o se hace? A partir de ahí, se generó una polémica donde muchos profesionistas defendían abiertamente una postura o la otra. Sin embargo, existen varios factores que deben considerarse antes de emitir un juicio al respecto.
A continuación, mencionaremos algunos argumentos desde cada postura que deben considerarse:
Se hace
Esta postura sostiene que el traductor y el intérprete se hacen, es decir, que para ser un profesionista de calidad se necesita cubrir alguno o ambos de los siguientes requisitos:
- Recibir una formación académica adecuada
- Adquirir determinada experiencia para validarse
Sin embargo, hay algo que quienes defienden esta postura no parecen considerar:
- Aunque todos los estudiantes reciban una formación idéntica y tengan una experiencia equivalente, cada uno tendrá indudablemente diferentes capacidades y cualidades que pueden resultar en que unos realicen un mejor trabajo que otros.
Porque si realmente consideraran ese aspecto y, a pesar de ello, defendieran su postura, entonces estarían afirmando que cualquier persona que reciba una formación y tenga cierta experiencia puede traducir de la misma manera (en cuanto a calidad, tiempo y similitud de contenido) que el mejor traductor o intérprete.
Se nace
Esta postura sostiene que el traductor y el intérprete poseen una habilidad desde su nacimiento que sólo ciertas personas poseen.
Al igual que con la otra postura, hay un planteamiento que no parecen considerar:
- Aunque sólo existan ciertas personas que nacen con la habilidad para traducir e interpretar, estas personas privilegiadas podrían verse beneficiadas de llevar una educación académica formal.
Si lo consideraran, probablemente entenderían que al igual que cualquier otro talento, se necesita práctica y desarrollo del mismo para que tenga un valor aplicable.
En varios países existen desde hace bastante tiempo licenciaturas para la formación de intérpretes traductores, lo cual deja ver que las instituciones que las ofrecen han llegado a la conclusión siguiente:
Ya sea que se nazca con un talento para la interpretación y la traducción, o que sea una habilidad que se pueda adquirir, es indudablemente necesaria una formación académica. Esto se debe a que todas las personas tienen la oportunidad de mejorar lo que ya saben hacer o de aprender a hacer nuevas cosas, por lo que una formación académica resulta provechosa para cualquiera de los casos: personas con un talento nato para esta profesión, o personas con un interés particular en aprender a ejercer esta profesión.
Por lo mismo, es evidente que no todo el mundo puede interpretar o traducir con la misma calidad una vez que ha recibido una educación determinada sobre diversos temas, así como tampoco nacen personas siendo políglotas ni sabiendo traducir o interpretar. Una metáfora para entender lo anterior sería la siguiente: una persona puede memorizar el reglamento de tránsito de su país para obtener una licencia de conducir, pero eso no significa que realmente pueda conducir. De la misma manera, una persona puede aprender a conducir, pero si no tiene un carnet para validarlo probablemente no pueda conducir.
Es simplemente cuestión de entender que:
- Para ejercer esta profesión se requieren ciertas habilidades y ciertos conocimientos en el ámbito profesional, en el intelectual y en el social.
- Las habilidades y conocimientos pueden originarse de manera equilibrada: algunos desde el nacimiento y otros aprendidos con el paso del tiempo y la experiencia.
Aunque existan carreras universitarias y posgrados enfocados específicamente a la traducción o la interpretación, existen otros caminos para prepararse profesionalmente para realizar trabajos de esta índole. Un ejemplo de ello sería una persona que domina más de un idioma en su forma oral y escrita, que ha estudiado una licenciatura en comunicación y que tiene una habilidad para convertir información de un idioma al otro.
Para que una persona de desarrollo profesionalmente como intérprete o como traductor necesita, además de lo anterior, estar comprometido con su vocación y demostrar su capacidad y responsabilidad al realizar los trabajos que le sean encargados.
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